laboratoires artistiques

Viajando por Europa, Inglaterra y Estados Unidos, me he encontrado con muchos proyectos de arte que tienen el valor de la responsabilidad social, y el vínculo entre las personas. Espacios donde se comparte con la finalidad de crear una onda de solidaridad en el barrio a través del arte, de la comida, de charlas o eventos. Imagina que aparecieran en la cuidad, varios sitios autogestionados que proponen cine de arte, un otro que dan clases de música, de historia o de artesania… La Palma está llena de proyectos creativos, pero en la cuidad no hay la misma sensibilidad de reconectarse con la propia vida y ser actores activos en la comunidad.

El conformismo se convierte en el enemigo del éxito cuando las personas detienen sus planes, paralizan sus talentos y no se permiten así mismo desarrollar el gran potencial que tienen. Esta visión de compartir lugares de creación no me parece una idea loca, pero por miedo del cambio y sus imaginarias implicaciones, los mejores sueños no se hacen realidad. Por la salud emocional y mental, necesitamos pensar que estamos todos conectados y no podemos ser felices de verdad cuando el vecino sufre o cuando los niños no disfrutan de ser niños. Hay ideas que pueden ayudar a vivir la felicidad y descubrirse así mismo de una manera muy simple. Un lugar de creación autogestionado es una idea en donde construir una fundación sólida sobre la que se crearán otras ideas.